A veces hay cosas que se nos escapan sin darnos cuenta. Por eso vale la pena estar atento, preguntarse y sorprendrese, y no resignarse a pensar que pase lo que pase "es de ellos".

jueves, 12 de noviembre de 2009

Una dosis de ego


Este post es una simple dosis de ego. Cuando uno se dedica a escribir (o eso dicen), suele realizar trabajos muy mecánicos en los que la visión poética de lo que es la escritura (abrir tu corazón, dejar fluir tu imaginación, trazar historias que alcancen al subconsciente de las personas) queda a un lado y lo que importa es el enfoque comercial de los textos.
Pero de vez en cuando, aparecen oportunidades de disfrutar con la escritura, de teclear sin miedo. Ocasiones en las que te cortas porque no estás acostumbrado a tratar sobre las emociones sin vender alguna moto. Y hace poco me llegó una de esas oportunidades. Un colectivo quería un texto sobre las emociones para realizar un showreel tipográfico. Gratis, obviamente. Y aún más obviamente, me presté. Porque me apetecía y porque podía ser divertido. La única petición era que el texto acabase con la siguiente frase:

“No hay nada sin emoción”


A partir de ahí, era libre para crear. Presenté dos textos, y al parecer no gustaron mucho. Yo tengo mi opinión sobre mis textos pero no la compartiré (lo que si diré es que soy muy exigente y más crítico que Jiménez Losantos con Rajoy). Simplemente no quería que estos dos textitos quedasen para siempre en el “cajón desastre” (es decir, en una carpetita escondida del ordenador). Disfrutadlos. O no.

NO HAY NADA SIN EMOCIÓN. v1

Un latido suena cada vez más fuerte. Uno tras otro. ¿A qué se debe? Quién sabe. Un latido suena por mil razones.
Un beso. Un abrazo. Un gol o una parada. Subidas y bajadas. Subidones y bajones. Por una mirada o unos ojos. Zapatos o pasos. Relojes o momentos. Por mucha gente o por una persona. Por una canción en grupo o por un concierto en solitario.
Más latidos. Más fuertes.
Por algo bueno o por nada malo. Por un paso atrás o por un retroceso para avanzar. Por entrar o salir. Por un silencio o por una palabra.
Te golpea desde el interior. Resuena en tu pecho.
Por el sexo o por su sexo. Por nacer o por morir. Por él, por ella, por ellos, por todos. Por nadie. Por nada. Por todo.
No hay latido sin razón. No hay nada sin emoción.


NO HAY NADA SIN EMOCIÓN. v2


¿Alguna vez has pensado en la velocidad de la sangre que corre por tus venas?
Yo sí. Cada vez que la veo sé que va a la velocidad de la luz. O incluso más. Siento que cada gota de sangre de mi cuerpo, empezando por la última alojada en la punta de un dedo del pie, pasa por mi corazón, que la bombea hacia el lugar menos indicado. Un destino incierto. En vez de a mi cerebro, para nutrirlo de ideas que la sorprendan o de palabras que la enamoren, esa sangre aparece en cada pequeño poro de mi cara. Me sonroja haciendo evidentes mis sentimientos y pensamientos más escondidos. Y ella lo sabe. Y me encanta que lo sepa. Sigue el bombeo, sigue fluyendo, sigue el rojo. Y los dos sonreímos. Y la sangre corre, corre y corre… ¿Alguna vez has pensado porqué? Porque no hay nada sin emoción.

¿Y bien? Si os habéis tragado esta dosis de ego os doy las gracias y os hago un regalo.

Quiero mostraros lo que para mi es una obra de arte publicitario y una fuente de inspiración para acciones de este tipo. Y me avanzo y os digo: De nada. Se que os gustará.

La petite mort para Late Chocolate (Pornographics&seisgrados)